No basta fingir que somos personajes,
¡hay que creerse personas!
mirarse como el primer actor de una vida,
sencilla imagen de mil escenas.
Se puede vestir a la vida
con atuendos de finos linajes,
para engalanar el alma
no bastan los azabaches terrenales.
No se puede mostrar idílico
corazón ni inventar tristezas varias,
¡no se debe de engañar al acto!
réquiem viciado de los mundanos dramas.
Cuando la gratitud se presente
en la diligente marcha de los olivos
y como hoja cómplice
el acto se vuelva principios;
¡DARÉ CUENTA DE LA OBRA DE MI VIDA!
ATT: Leonardo Belloc Aguilar