Mírate, recordando ese momento,
siniestro oscuro encuentro,
del recuerdo que a tormenta,
y que asienta tu presente.
Mírate, en la locura de la arte,
del mirar sin los ojos,
de la vista que es del alma,
y que entraña un infierno.
Es el faro de esa calle,
o ese niño que lloro,
o esta jaula de mil mascaras,
que retorna a una virtud.
Mírate el instante del momento,
el éxtasis de tu encuentro,
lo violento del pensamiento,
cuando miras en verdad.
Mírate, sin mi y yo como esclavo tuyo.
como el niño que lloro,
por el juguete que no tiene,
como el faro que no alumbra y solo queda
la penumbra, que su existir llano vale.
con mentiras, hipocresía, verdades y
holocaustos, fuera de la jaula,
mírate sin !mascaras¡.
Mírate sin mi, y veras con el alma
mi amor eterno.